Todos sabemos que consumir alimentos altos en grasas y azúcares no es saludable, y todos sabemos que no realizar actividad física contribuye al deterioro de la salud. ¿Por qué preferimos entonces consumir alimentos poco saludables en lugar de aquellos que nos benefician como frutas, verduras y carnes blancas? o ¿Por qué preferimos abordar un vehículo en lugar de caminar un par de cuadras?
Mucho se habla sobre la importancia de educar a las personas sobre como alimentarse de manera balanceada y de cómo el ejercicio tiene efectos benéficos en la salud. Pero el problema no radica plenamente en la educación. Como muestra realicemos un pequeño ejercicio. Piensa en 3 alimentos saludables y 3 alimentos que no lo son. Piensa en 3 ejercicios que trabajen las piernas.
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¿Fue difícil? Seguramente no, y es que el problema no es la falta de conocimiento sobre qué es saludable y qué no lo es, sino si implementamos ese conocimiento en nuestra vida diaria. En otras palabras, la salud es cosa de hábitos.
Los hábitos son prácticas cotidianas, son tan frecuentes que se realizan sin siquiera pensar, por ejemplo, tomar coca – cola durante la comida, o cenar pan cada noche. Debido a que forman parte de nuestra rutina es difícil modificar los hábitos.
Existen hábitos negativos, que son los más fáciles de adquirir, pero también existen hábitos positivos que favorecen nuestro bienestar.
Hábitos como:
- Hacer ejercicio 30 minutos al día
- Dormir al menos 7 horas
- Comer 3 veces al día con 2 colaciones
- Tomar 2 litros de agua cada día
- Comer 7 frutas diferentes al día.