“Pero bien que te gustó que te lo hicieran, ¿verdad?” y “aguántate, que tu hijo debe salir por donde entró”, son algunas de las frases que muchas madres escuchan mientras son atendidas por el servicio médico durante el parto.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 33.4% de las mujeres entre 15 y 49 años sufrieron violencia obstétrica, que comprende regaños, pocas explicaciones del médico sobre los procedimientos decididos para llevar el parto, largas horas de espera en urgencias para ser atendidas, tactos innecesarios, objetivación de la mujer por parte de médicos internos, el uso de medicamentos y hormonas para acelerar el parto, amenazas de ser anestesiadas o recurrir a la cesárea para moderar el comportamiento de la madre durante el parto, además es recurrente que la madre no pueda decidir sobre cómo será su parto.
De 3.7 millones de mujeres a quienes se les realizó una cesárea a 10.3 % de ellas no se les informó la razón y al 9.3 % no se les pidió autorización para realizarla.
La violencia obstétrica que sufren muchas madres ha propiciado que muchas mujeres busquen otras opciones para dar a luz, volteando la mirada a las parteras que ofrecen una experiencia de parto más humana y natural.
¿Qué es una partera?
Son mujeres que se encargan del cuidado de la salud de mujeres embarazadas, asisten partos y dan seguimiento posparto. Los cuidados que ellas ofrecen se centran en el bienestar tanto de la madre como del bebé, mediante el trato humano y considerado, algunas de ellas suelen usar medicinas a base de plantas para facilitar el trabajo de parto, otro componente fundamental de su trabajo es el apoyo emocional que brindan a la madre.
La partería es una práctica ancestral presente alrededor del mundo, pero que con el desarrollo de la medicina moderna y disciplinas como la obstetricia y la ginecología fue calificada de charlatanería por no tener estudios científicos que la respalden. Actualmente las parteras tienen una capacitación médica adicional a los conocimientos tradicionales que las califican para dar la atención adecuada durante el parto.
Es importante señalar, que las parteras no operan al margen de los servicios de salud, durante el monitoreo del embarazo se solicitan diversos estudios para verificar el estado de la madre y del bebé, si hay irregularidades que pudieran ponerlos en riesgo la partera alienta a la madre para que acuda al servicio médico y en muchas ocasiones trabaja en colaboración con el especialista.
En México han surgido algunos programas como la Unidad de Parto Humanizado en la localidad de Ángel Albino Corzo en Chiapas que integran a parteras profesionales, parteras comunitarias, enfermeras y médicos, que buscan disminuir la violencia obstétrica y favorecer los partos naturales.