El dolor de rodilla es una de las quejas más comunes, siendo también la razón más habitual para realizar ARTROSCOPIAS, debido a que no es la rodilla la que sufre dolor, sino la articulación entre el fémur y la tibia la que tiene la sensación de malestar. Esta articulación es una de las que sufre mayor desgaste al amortiguar el peso del cuerpo, y se acentúa aun más si se practican deportes.
Estos malestares pueden presentarse en toda articulación, pero las más recurrentes son en hombros, codos y rodillas.
¿Qué es una articulación?
Las articulaciones son los amortiguadores naturales del sistema esquelético, se encuentran donde los huesos se unen, permitiendo que el esqueleto sea flexible, están compuestas de cartílagos, ligamentos, membranas y líquido sinovial, bursas y tendones.
Todas las articulaciones del cuerpo sufren desgaste por el día a día y por las actividades deportivas que se practiquen, al pasar los años estos amortiguadores naturales se adelgazan y los huesos llegan a chocar entre sí, causando ese molesto dolor.
Existen otros problemas que las articulaciones pueden sufrir además del simple desgaste, para determinar cuál es el problema y tratarlo es necesario realizar una artroscopia.
¿Qué es una artroscopia?
La artroscopia es un procedimiento para diagnosticar y reparar el daño en articulaciones, mediante un artroscopio, un utensilio equipado con una diminuta cámara y luz, que permite visualizar a la articulación desde el interior del cuerpo. Para realizar esta intervención se hacen pequeños cortes por los cuales se introduce el artroscopio, que envía imagen a un monitor permitiendo verificar el estado de la articulación, e intervenir la misma en caso de ser necesario.
Un indicio de que puedes necesitar una artroscopia es la presencia de fuerte dolor, que impide o dificulta el movimiento, principalmente ocurre en rodillas, codos y hombros. Es necesario que acudas con ortopedista para que diagnostique el problema.