Los humanos hemos aprendido a través de las malas experiencias la importancia de la higiene para nuestra salud. Debido a esto hemos generado diferentes hábitos para mantenernos lo más aseados posible. Sin embargo, muchos de los hábitos que el hombre ha desarrollado son todo menos higiénicos.
Baño Romano
Los romanos eran famosos por sus baños públicos dónde todo ciudadano podía disfrutar de un refrescante baño. ¿Pero qué hay del retrete? ¿También era público?¡Si! Tan público como lo puedas imaginar. Los romanos tallaban en bancos de madera orificios uno al lado del otro para defecar, y así lo hacían, sin puertas o muros que los cubrieran de la vista de otros, incluso socializan en el lugar al mismo tiempo que hacían sus necesidades.
Papel higiénico romano
Si los retretes públicos de los romanos fueron demasiado para ti, espera a saber que utilizaban como papel higiénico, ¡una esponja húmeda atada a un palo! El cual también era público, después de ser usada la esponja debía meterse nuevamente en agua para que otra persona pudiera usarlo.
La palabra siniestro y su relación con la higiene
Siniestro del latín sinister hace referencia al lado izquierdo, ¿Pero por qué relacionamos la palabra con algo malo o negativo? La esponja atada a un palo que mencionamos antes era un lujo reservado únicamente para los ciudadanos adinerados de Roma, el resto debía valerse de su mano izquierda para limpiarse después de defecar. No es de extrañar que la palabra siniestro tenga una connotación tan negativa.
¡Aguas!
Seguramente has utilizado esta palabra como sinónimo de cuidado, ¿Sabes por qué? Antes de la invención del retrete se utilizaban bacinicas, un recipiente que era guardado en el interior de la casa y una vez lleno su contenido era arrojado a la calle, acompañado del grito ¡agua va! Para que los transeúntes no fuesen alcanzados por la aguas de la bacinica.