Es frecuente que al no poder digerir adecuadamente lácteos como la leche y el queso se crea que el problema es la lactosa que contienen, pero no siempre es así, existe una proteína propia de la leche llamada caseína, y es la principal culpable de la alergia al queso.
¿Cómo saber si el problema es la lactosa o la caseína?
Existen pruebas de laboratorio específicas para detectar la intolerancia a la lactosa y la alergia a la caseína, pero hay una manera mucho más simple de identificar indicadores de intolerancia o de alergia. Respondiendo la siguiente pregunta.
¿Puedes consumir leche (aunque sea deslactosada) pero ningún tipo de queso?
Si la respuesta es que puedes ingerir leche aunque sea deslactosada pero no queso, es un fuerte indicador de alergia a la caseína. Debido a que, no existe queso sin caseína. También existe la posibilidad de que tengas ambas afecciones, la intolerancia a la lactosa y la alergia a la caseína por lo que ante la presencia de molestias intestinales tras ingerir leche o queso debes ir al servicio médico, ellos te harán las valoraciones correspondientes para brindarte un diagnóstico.
Existen quesos sin lactosa, pero sin caseína no hay queso.
¿Qué es la caseína?
La leche contiene 2 tipos diferentes de componentes proteicos, el suero que representa el 20% del total de proteína en la leche y la caseína que abarca el 80% restante.
¿Por qué no puede haber queso sin caseína?
Para preparar el queso es necesario cortar la leche, es decir separar el suero de la caseína. La caseína son los sólidos que quedan tras esta separación y comúnmente es llamada cuajada, es precisamente con la cuajada que se elabora el queso.
Alergia a la caseína
Si existe una alergia a esta proteína el cuerpo libera histamina tratando de combatir el agente al que es alérgico, en este caso la caseína.
Síntomas
- Salpullido en la piel.
- Inflamación de parpados, labios, o en diferentes partes del cuerpo.
- Urticaria.
- Dificultades para respirar.
- Dolor en el pecho.
- Diarrea.
- Gases.