Durante la última década ha habido una tendencia de alimentación saludable, que promueve el consumo de productos bajos en grasas, bajo la premisa de que muchos de los problemas de salud eran derivados del consumo de estas.
La industria láctea se adaptó a la nueva tendencia de consumo sacando al mercado diversos tipos de leche para satisfacer las necesidades de sus consumidores. Pero antes de hablar de las variantes lácteas creadas por la industria es necesario plantear como esta compuesta la leche originalmente.
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¿Qué propiedades tiene la leche de vaca entera?
Cada 100 gramos de leche contienen 65 kcal, 3 gramos de proteínas, 4 gramos de lípidos (grasas), 5 gramos de hidratos de carbono (azúcares), vitaminas y minerales como calcio y fosforo, el resto es agua.
Cada vaso aporta 130 calorías
La industria láctea a modificado la composición original de leche ofreciendo diferentes alternativas a sus consumidores, pero ¿Qué características tienen cada una de estas variantes? Y ¿Cuál conviene consumir?
Leche entera
Conserva la totalidad de la grasa original, aproximadamente un 3.6%. Es rica en carbohidratos y proteínas. Su consumo se recomienda en niños menores a 8 años y personas con un óptimo funcionamiento estomacal.
Leche semidescremada
Esta leche elimina casi la mitad de la grasa original conserva entre 1.5% y 1.8%. Es ideal para jóvenes y adultos que mantienen actividad física y una sana alimentación, pues ayuda a mantener un peso corporal equilibrado.
Leche descremada o light
Esta leche contiene el porcentaje mínimo de grasa un 0.3 % en total, pero conserva en su totalidad, el calcio, fosforo y proteínas. Es recomendable para adultos a quienes se les dificulte digerir grasa.
Leche deslactosada
Esta leche esta diseñada para intolerantes a la lactosa, personas que no producen la enzima lactasa, encargada de descomponer la lactosa.